Nació en Milwaukee, Estados Unidos de América, el 10 de septiembre de 1943, conocido por su trilogía "Conversaciones con Dios", hoy nos acerca "Amistad con Dios", su último trabajo.
"Amistad con Dios", para leer online o descargar el libro
Neale Donald Walsh vive con su esposa Nancy, en el sur de Oregón, Estados Unidos. Juntos han formado ReCreation,
una fundación no lucrativa dedicada al crecimiento persona y a la
comprensión espiritual; su finalidad consiste en lograr que los seres
humanos tengan un reencuentro consigo mismos. Walsh ofrece conferencia y
organiza talleres en todo el mundo con el propósito de difundir los
mensajes contenidos en sus libros.
CONTRAPORTADA:
Hace seis años, el escritor Neale Donald
Walsh inició el largo diálogo con Dios que fructificó en la trilogía
que se ha convertido en un extraordinario fenómeno de ventas en todo el
mundo. Así, le descubrió a sus lectores que de ellos depende responder e
iniciar su propia Conversación con Dios. Ahora, en este nuevo libro,
nos explica que, a medida que escuchamos y respondemos conforme pedimos y
recibimos, nuestros vínculos con él se fortalecen.
“Escucha –nos exhorta Neale- y Dios vendrá a caminar a tu lado como tu amigo”.
Su relación Conmigo no
es diferente a las que ustedes sostienen entre sí. A través de una
conversación comienzan a interactuar mutuamente. Si el diálogo
prospera, desarrollan una amistad. Y si ésta florece, experimentan una
sensación de unidad –comunión- con la otra persona. Conmigo sucede
exactamente lo mismo. Primero conversamos. Cada uno experimenta sus conversaciones con Dios a su modo, en diferentes situaciones y momentos. Siempre será una conversación bilateral, como la que tiene lugar ahora.
Puede tratarse de una
conversación “en tu mente”, o escrita, o una en la que Mis respuestas
tardan en llegar, pero, finalmente, aparecen en el lugar menos
sospechado. Una vez que comprendas que siempre sostenemos un diálogo,
entonces podremos cultivar nuestra amistad.
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar y
sobre todas las cosas, quiero expresar de nuevo mi reconocimiento a mi
mejor amigo, Dios. Siento una profunda gratitud porque finalmente he
entablado una amistad con Él, así como agradezco todo aquello que me ha
dado, y sobre todo por la oportunidad de compartir.
En un plano
de cierta forma diferente, aunque no menos celestial, se encuentra mi
amistad con mi compañera y esposa, Nancy, quien es una viva definición
de la palabra “bendición”. He sido bendecido por ella desde que nos
conocimos, y cada momento a partir de entonces.
Nancy es asombrosa. Irradia, desde el centro de su ser, una sabiduría
callada, una infinita paciencia, una profunda compasión y el amor más
puro que yo haya conocido. En un mundo que es en ocasiones oscuro,
ella trae consigo la luz. Conocerla es reunirme otra vez con todo lo
que he considerado bueno, noble y bello; con todas las esperanzas que he
abrigado de gozar una compañía
gentil, llena de apoyo mutuo, y con todas las fantasías que he mantenido
acerca de ser amantes en verdad enamorados.
Estoy
en deuda con todas las personas maravillosas que han producido un
impacto sobre mi vida y que me han ayudado en mi trabajo, a través de
modelar conductas, atributos y maneras de ser, mismos que me han
inspirado e instruido. Ah, ¡qué regalo tan invaluable es tener maestros
que nos enseñen el camino! Entre ellos, quiero agradecer a Kirsten
Bakke, por definir la formalidad absoluta y por mostrarme el liderazgo
espectacular y responsable nunca debe dejar atrás la compasión, la
sensibilidad o el interés por los demás. A Rita Curtis, por demostrar
de forma asombrosa que el poder personal no disminuye la femineidad,
sino que la enriquece. A Ellen De Generes, por ser modelo de valentía
humana, la cual la mayoría de la gente no cree que pueda existir,
convirtiéndola así en algo real para cada uno de nosotros. A Bob
Friedman, por enseñarme que, ciertamente, existe la interidad. A Bill
Griswold y Daniel Hernández, por constituir un ejemplo del significado real de la amistad perdurable. A José Dorado, por mostrarme que la brillantez
aguda, la convicción apasionada y la persuasión gentil pueden ir de la
mano. A Patricia Hammer, por demostrar cuál es la naturaleza real del
amor, la lealtad y el compromiso inquebrantable. A Ana Heche, por ser
modelo de absoluta autenticidad y no renunciar a ella por nada en el
mundo. …
INTRODUCCIÓN
Intenten explicarle a alguien que acaban de tener una conversación con Dios y vean qué ocurre.
No importa. Puedo decirles que ocurre.
Sus vidas enteras cambian.
Primero, porque tuvieron la conversación; segundo, porque le contaron a alguien lo que sucedió.
Para
ser justo, debo añadir que yo hice más que conversar. He tenido un
diálogo de seis años. Y no sólo se lo “conté” a alguien, mantuve un
registro de lo que se platicó y se lo envié a un editor.
Las cosas, desde entonces, han sido muy interesantes y algo sorprendentes.
La
primera sorpresa fue que el editor realmente leyó el material y lo
convirtió en un libro. La segunda, que las personas de hecho lo
compraron e, incluso, se lo recomendaron a sus amigos. La tercera es
que éstos se lo recomendaron a sus propios amigos y hasta lo
convirtieron en un bestseller. La cuarta consiste en que ahora se vende
en veintisiete países. La quinta es que cualquiera de estos hechos sea
sorprendente, considerando quién es el coautor.
Cuando Dios te asegura que va a hacer algo, puedes contar con ello; siempre se sale con la suya.
Dios me
dijo en medio de lo que creía que era un diálogo privado que “esto
algún día se convertiría en un libro”. No le creí. Por supuesto, desde
el día en que nací no he creído en dos tercios de lo que Dios me ha
estado compartiendo. Ése ha sido el problema. No sólo conmigo, sino
con toda la especie humana.
Si sólo pudiéramos escuchar…
El libro publicado se intituló, en forma muy poco original, Conversaciones
con Dios. Es posible que ustedes no crean que yo haya tenido tal
conversación y yo no necesito que me crean. Lo anterior no cambia el
hecho de que así fue; simplemente, si así lo eligen, les será más fácil
ignorar lo que me fue expresado en la conversación –lo cual ha preferido
mucha gente-. Por otra parte, ha habido muchas personas que no sólo
han aceptado que dicha conversación hubiese sido posible, sino que han
convertido la comunicación con Dios es una parte fundamental de sus
vidas. No sólo de manera unilateral sino bilateral. Pero también han
aprendido a ser cautelosos con respecto a quién le cuentan esto.
Resulta que cuando algunos admiten que le hablan a Dios todos los días,
se les llama devotos, pero cuando afirman que es Dios quien les habla en
forma cotidiana, entonces lo consideran locos.
En lo
que a mí respecta, esto está perfectamente bien. Como ya he dicho, no
necesito que nadie crea lo que afirmo. De hecho, prefiero que las
personas escuchen sus corazones, encuentren sus verdades, busquen su
asesoría y, si así lo desean, sostenga por su parte conversaciones con Dios.
Si algo
de lo que comparto los lleva a hacerlo –los provoca a cuestionar la
forma en la que han estado viviendo y aquello en lo que han creído en el
pasado-, los conduce a un lugar de mayor exploración que la de su
experiencia, los mueve a formar un compromiso más profundo con respecto a
su verdad, entonces narrar mi experiencia a los demás habrá sido muy
buena idea.
Creo que esta era la idea desde el principio. Estoy convencido de ello. Esa es la razón por la cual Conversaciones
con Dios se convirtió en un bestseller, como sucedió asimismo con los
libros 2 y 3 que le siguieron. Y creo que la obra que ahora se
encuentran leyendo ha llegado hasta sus manos con el fin de, otra vez,
provocarlos a cuestionar, explorar y buscar su verdad, aunque en esta
ocasión sobre un tema mayor aún: ¿es posible tener algo más que sólo una
conversación y mantener una verdadera amistad con Dios?
Este
libro responde que sí, y propone cómo lograrlo en palabras de Él; ya
que, en sus páginas, felizmente nuestro diálogo continúa llevándonos a
nuevos sitios y reiterando con poder lo que ya había sido expresado.
Estoy descubriendo que es así como se desenvuelven mis conversaciones
con Dios. Son circulares, repasan lo que ya ha sido escrito, pero,
luego, asombrosamente giran en espiral hacia nuevos territorios.
Este enfoque de dos pasos hacia delante y uno hacia atrás me permite
tener presente sa-biduría ya compartida, para colocarla con firmeza en
mi conciencia, con el propósito de constituir un fundamento sólido y así
adquirir mayor comprensión en el futuro.
Este
es el proceso. Ya fue diseñado. Y si bien es cierto que al principio
puede resultar algo frustrante, con el tiempo he llegado a apreciar
profundamente la forma como funciona. Al plantar la sabiduría de Dios
con firmeza en nuestra conciencia la afectamos, la despertamos, la
elevamos. A medida que lo hacemos, comprendemos más; nos resulta más
sencillo recordar Quiénes Somos en realidad, y comenzamos a demostrarlo.
En estas páginas, voy a compartir con ustedes un poco de mi pasado y
cómo mi vida ha cambiado a partir de la publicación de la trilogía
Conversaciones con Dios. Muchas personas me preguntan acerca de todo
esto, lo cual es fácil de entender. Quieren conocer a quien dice que
sostiene conversaciones casuales con el Hombre allá Arriba. Sin
embargo, no estoy incluyendo estas anécdotas por tal razón. Algunos
fragmentos de mi “historia personal” forman parte de este libro, no con
el fin de satisfacer la curiosidad de la gente, sino para exponer la
manera en la que mi vida demuestra el significado de sostener una
relación amistosa con Dios, y cómo todas nuestras vidas demuestran
justamente lo mismo. Por supuesto, este es el mensaje. Todos nosotros
tenemos amistad con Él, ya sea que estemos conscientes de ello o no.
Yo era
uno de quienes no lo sabía. Tampoco sabía a donde me conduciría. En
este libro, ésta es la gran sorpresa; esta es la maravilla. No se trata
tanto de que tengamos y, de hecho, cultivemos una amistad con Dios, se
trata de lo que nos aporta dicha amistad, y hacia dónde nos puede
llevar.
Este es un viaje. Hay un motivo por el que se nos invita a
desarrollar esta amistad, una razón para su existencia. Hasta hace
poco desconocía el motivo. No lo recordaba. Ahora que ya está en mi
memoria ya no le temo a Dios y eso ha cambiado mi vida.
En
estas páginas (y en mi vida) aún formulo muchas preguntas. Pero ahora
también proporciono las respuestas. Esa es la diferencia. Ese es el
camino. Ahora no sólo le hablo a Dios, sino que hablo con Él. Estoy
caminando junto a Dios, no sólo siguiéndolo.
Deseo
profundamente que sus vidas cambien de la misma manera en que lo hizo la
mía; que, con la ayuda y orientación de este libro, ustedes desarrollen
una amistad muy real con Dios, y que, como resultado, pronuncien Sus
palabras y vivan con una nueva autoridad.
Tengo
la esperanza de que ustedes ya no busquen la Luz, sino que sean los
encargados de aportarla, puesto que lo que compartes es lo que
encuentras.
Al
parecer, más que seguidores, Dios busca líderes. Podemos seguirlo a
guiar a otros hacia Dios. El primer camino nos cambiará como
individuos; el segundo transformará el mundo entero.